Para coronar su cobertura de la elección presidencial estadounidense de 2016, el presentador Jorge Ramos de Univisión y Fusion condujo un documental titulado "Sembrando odio" (“Hate Rising” en la versión en inglés), dirigido a destacar la premisa central del relato de su cobertura electoral: que Donald Trump representaba una amenaza racista, impulsada por el odio, de proporciones virtualmente hitlerianas, hacia la población latina e inmigrante de Estados Unidos.
Para lograrlo, Ramos y el equipo de su documental combinaron unos pocos crímenes aislados de odio e intolerancia racial contra inmigrantes y latinos, junto con video de algunas reuniones recientes de grupos de supremacía blanca que nunca llegaron a congregar más de una o dos docenas de personas, y entonces los extrapolaron ominosamente como un presagio de lo que va a ocurrir en Estados Unidos con Donald Trump como presidente.
La escena de Ramos con la inmigrante somalí Asama Jama, quien fue golpeada en el rostro con una jarra de cerveza arrojada por un cliente agitado y reconocidamente intoxicado en un restaurante Applebee’s en Minnesota, provoca justo el mensaje apropiado que Ramos estaba buscando.
ASAMA JAMA, INMIGRANTE SOMALÍ: Si "Donald Trump es presidente creo que deberíamos empacar nuestras maletas e irnos, porque nos van a matar".
Desde el comienzo hasta el final, "Sembrando odio" depende de una cantidad asombrosa de tácticas atemorizantes y contorsiones diversas. Por ejemplo, el documental muestra selectivamente una escena de los insultos obscenos proferidos por Zach Fisher, un partidario de Trump, tras un acto político de Trump en Phoenix, Arizona, pero ignora deliberadamente el hecho de que fue provocado por manifestantes (¿pagados?) contrarios a Trump.
ZACH FISHER, PARTIDARIO DE TRUMP: "¡Fuera [obscenidad] de aquí! ... ¡Soy un [obscenidad] estadounidense orgulloso, hecho en los Estados Unidos de América!".
JORGE RAMOS, PRESENTADOR UNIVISIÓN/FUSION: "Realmente no importa si [Trump] llega ser presidente de Estados Unidos o no, porque lo que ha hecho ya ha sido una experiencia traumática para este país. El daño ya está hecho. Creo que vamos a ser juzgados por cómo reaccionamos a Donald Trump".
Ramos y su equipo pasan cuidadosamente por alto el hecho de que justo antes del arranque emocional que muestran, Fisher también les había dicho a los manifestantes que lo acosaban que “Amo a los mexicanos, pero [obscenidad] odio a los ilegales, hermano.” Tras el incidente Fisher también ofreció una explicación adicional y reveladora de la intensidad de la provocación a la que él y otros participantes en el acto fueron sometidos.
“Comenzaron diciéndome: ´Vamos a apoderarnos del país, lo vamos a convertir en México´. Me escupieron en la cara, como pueden ver en esos videos, [el escupitajo] está claramente en mi cara. Yo no sé quien tiene SIDA o quien tiene algo desagradable, pero no quiero eso en mi cara. Eso no se hace, es muy irrespetuoso. Perdí los estribos, hombre. Mi amigo estaba allí y lo hostigaban, le arrancaron el cartel de las manos... Uno no tiene que tolerar eso. No lo entiendo. Ellos trajeron el odio a la reunión.”
En el documental Ramos también se apoya fuertemente en su altercado obviamente deliberado con Trump durante una conferencia de prensa en Iowa en agosto de 2015, de la que fue echado por agentes de seguridad y en la que de una manera nada periodística se dirigió a Trump con una serie de declaraciones (en vez de preguntas) sin haber sido reconocido primero por el candidato. De la misma manera predecible el documental también muestra la caracterización habitual que hace Ramos de Trump lanzando su campaña presidencial supuestamente insultando a TODOS los inmigrantes mexicanos como delincuentes y violadores.
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Durante todo el programa, al igual que durante toda la campaña presidencial, Ramos pasa por alto cuidadosamente el amplio lenguaje de inclusión que ofrece Trump, junto con los repetidos rechazos del candidato a todo y cualquier apoyo proveniente de racistas. Para Ramos está prohibida toda consideración de la posibilidad de que las posiciones de Trump sobre seguridad de la frontera y a favor de la aplicación de las leyes federales de inmigración no sean necesariamente racistas y contra los inmigrantes.
De una manera igualmente absurda, "Sembrando odio" también extrapola unas pocas reuniones y protestas de nacionalistas blancos (cuyo número de participantes mostrado en los videos nunca excede más de una o dos docenas de personas) como indicativas del aumento de una oleada amenazante de odio racista en el país.
Igualmente perturbador es el hecho de que Ramos emplea una lógica racista que es contraria a los valores básicos de Estados Unidos, que son ciegos a las diferencias raciales. Cuando un dirigente nacionalista blanco le pregunta cuantos senadores nacionales latinos quiere que haya, Ramos dice 14 porque, según él, "somos el 17 por ciento de la población y solo tenemos tres senadores, y por lo tanto no tenemos esa representación política que merecemos". Como si solo un senador latino pudiera representar los intereses de los estadounidenses latinos.
En realidad, Ramos, siempre el exhibicionista, probablemente no crea tampoco semejante disparate impropio de los estadounidenses. Hay que ponerlo a prueba. Pregúntenle si realmente se sentiría representado mejor por 11 Marco Rubios y Ted Cruces más en el Senado de Estados Unidos, en contraste con 11 Bernie Sanders y Elizabeth Warrens más.