Tardó unos días, pero la prensa estáblishment finalmente encontró el rostro alrededor del cual pudiese enmarcar su cobertura anti-Trump del impacto devastador del Huracán María sobre Puerto Rico. Ese rostro corresponde a Carmen Yulín Cruz, la alcaldesa izquierdista de San Juan. Sin embargo, uno siempre tiene que estar pendiente a lo que se omiten de los reportes, y la elevación repentina de Cruz ante el mundo no es la excepción.
El gobernador Ricardo Rosselló, ocupado con cosas tales como estar al frente de un esfuerzo masivo de rescate y recuperación, se negó a dejar que la prensa lo involucrara en una “tiraera” con el presidente Trump sobre la rapidez, foco, o progreso de la recuperación, Pero la preferida narrativa anti-Trump demanda un rostro, y la alcaldesa Cruz entró oportunamente a llenar el vacío, habiendo acusado al gobierno federal de aguantar la ayuda deliberadamente con el fin de provocar que puertorriqueños mueran de hambre y sed.
CARMEN YULIN CRUZ, ALCALDESA DE SAN JUAN: ...y si nos quieren dejar morir de hambre y de sed, que lo digan...ésta es la única razón que uno puede pensar por la cual hay casi 3000 contenedores llenos de cosas que necesitamos.
Inicialmente, los medios nacionales estaban algo distraídos en su cobertura de la devastación en Puerto Rico, y daban mayor atención a nimiedades como las “tiraeras” del presidente contra el líder norcoreano Kim Jong-Un, la NFL, y contra los jugadores que se arrodillaron ante el himno nacional en forma de protesta, respectivamente.
No fue hasta cuatro días después del huracán que la prensa en Washington y Nueva York se dignó en darle el debido foco a la devastación de Puerto Rico- y tan solo lo hicieron después que emergió una narrativa anti-Trump con el cual darle un matiz político a su cobertura, es decir, los problemas logísticos que dificultaron el sacar la ayuda varada en el puerto de San Juan a los necesitados y (una vez más) los tuits. (La excepción son, sin duda, los corresponsales incansables que han mostrado tanto las dificultades de la recuperación como la nobleza inherente del boricua de a pie de cara al desastre. De éstos, el corresponsal David Begnaud de CBS - quien se apresta a alcanzar estátus de ícono entre la comunidad puertorriqueña que reside en el continente- ha hecho el trabajo de mayor excelencia.)
Quienes conocen poco o nada de la alcaldesa Cruz no tienen mayor remedio que depender de los perfiles halagadores de medios como ABC y el Washington Post, entre otros. Pero éstos les han privado a sus lectores de la oportunidad de escudriñar su extenso historial de radicalismo de izquierda.
El Washington Post, en particular, falló en no meridianamente reportar las afiliaciones políticas de Cruz. El endoso de Cruz fue fuertemente disputado durante la primaria presidencial del partido demócrata de Puerto Rico del 2016, y la alcaldesa parecía inclinarse a favor de Hillary Clinton. Sin embargo, Cruz se abstuvo de endosar a Clinton, basado en su silencio sobre la junta fiscal impuesta por la ley PROMESA y su poco apoyo a la conmutación de la sentencia del terrorista convicto de las FALN Oscar López Rivera. Esta abstención fue resaltada prominente en el blog de izquierda Daily Kos. Subsecuentemente, Cruz ha sido exaltada por el movimiento “Our Revolution” de Bernie Sanders, lo cual desmiente cualquier sugerencia de su alejamiento de la política partidista estadounidense. Entre sí, los socialistas se entienden.
Hablando de socialistas, hay que tratar el tema de la participación de Cruz en los esfuerzos por lograr la conmutación de la sentencia del terrorista convicto de las FALN Oscar López Rivera (quien, de paso, no está presente en Puerto Rico para ayudar con la recuperación de la tormenta luego de liderar un grupo que atacaba a personas en nombre de Puerto Rico). Se sabe que Cruz fue parte de la trinidad separatista que trabajó de parte de López Rivera, junto al congresista Luis Gutiérrez y Melissa Mark-Viverito, presidenta del Concejo Municipal de Nueva York.
Sin embargo, en los Estados Unidos generalmente se desconoce que Cruz desembolsó fondos municipales para brindarle una guardia personal de 24 horas a López Rivera mientras cumplía su arresto domiciliario en San Juan. Cruz también financió las protestas del primero de mayo, las cuales resultaron en múltiples arrestos y daños millonarios en la zona financiera de Hato Rey, en San Juan. En ambas instancias, se le impidió a la Policía Municipal de San Juan que actuara en preservación del órden público. Algunos dirían que Yulín, al igual que la alcaldesa Stephanie Rawlings-Blake de Baltimore, cedió a los manifestantes el “espacio para destruir”.
Los boricuas bien conocen sobre la propensidad de la alcaldesa para sembrar caos y buscar pauta, y desaprueban de esto por márgenes abrumadores. Según una encuesta de El Nuevo Día, el periódico de mayor circulación en Puerto Rico, a principios del verano de 2017 tan sólo el 24 por ciento de los puertorriqueños aprobaban su desempeño como alcaldesa, mientras que el 46% lo desaprobaba. El 58% de los encuestados opinaba que su participación en las protestas era “irresponsable”.
La prensa nacional falló en el escrutinio de la campeona que eligió. Y es así que el rostro de la ‘resistencia’ anti-Trump en Puerto Rico ahora resulta ser una separatista de la izquierda radical, y una apologista y defensora del terrorismo quien es rotundamente rechazada por amplios sectores del pueblo puertorriqueño.