Este artículo iba a ser redactado inicialmente como un preanálisis de la cobertura que nuestros medios nacionales de habla hispana darían a la noticia de un posible cambio de giro de Donald Trump en el tema migratorio. Por supuesto, eso se fue por la borda tan pronto Jorge Ramos entró ayer a su cuenta de Twitter.
La noticia corró como pólvora el sábado por la noche, tras celebrarse la reunión -en la torre de Manhattan que lleva su nombre- entre el candidato republicano y un grupo de asesores hispanos. Según Adrian Carrasquello de BuzzFeed:
En una reunión llevada a cabo el sábado con su recién anunciado consejo asesor hispano, Donald Trump sugirió que le interesa determinar ina manera "compasiva y eficiente" de tratar con inmigrantes que se encuentran en el país de manera ilegal, según tres fuentes. Trump, sin embargo, enfatizó que cualquier novedad estaría en línea con el enfoque centrado en la seguridad fronteriza que ha invitado oposición intensa de latinos e inmigrantes desde que dió inicio a su campaña.
Así lo informó Eduardo Suárez en formato digital para Univision Noticias, que fue lo que más dio de qué hablar:
“El plan final se va a anunciar esta semana”, dijo Jacobo Monty, que ejerce como abogado de inmigración en Texas y que estuvo presente en la reunión. “ A mí me gustó mucho que Trump reconociera que hay un gran problema con los 11 millones de personas que están aquí y que deportarlos no es posible ni es humano. El candidato también dijo que él anunciaría una forma de darles un estatus que no sería la ciudadanía pero que les permitiría estar aquí sin miedo a una deportación”.
De ser cierto, no sería un viraje cualquiera de Trump, sino un viraje trascendente en el tema que lo llevó hasta la nominación y que inevitablemente recibirá cobertura minuciosa en nuestros medios hispanos. El mentado preanálisis se iba a centrar en las tres maneras posibles de cubrir esta noticia.
El primer (y más improbable) escenario era simplemente cubrirlo tal cual, "Trump cambia de parecer con la inmigración", sin darle más sazón ni pique. El segundo escenario era cubrirlo con suspicacia, "¿Trump está en serio?", tal vez contrastando las declaraciones explosivas de su anuncio de candidatura con sus expresiones tras las elecciones del 2012, en las que criticó a Mitt Romney por el uso del témino "autodeportación" y dijo a un grupo de jóvenes Dreamers que "me convencieron" tras reunirse con él.
Jorge Ramos perdió poco tiempo en seleccionar la tercera opción: "Demasiado Tarde, Trump".
Demás está decir que la retórica de Ramos dista poco de lo que la campaña de Hillary Clinton ha brindado en términos de reacción a esta noticia. Una vez más, Ramos se atribuye el standing para hablar en nombre de toda una comunidad, y de pre-rechazar una propuesta política que ni siquiera será difundida hasta el jueves.
En el preanálisis que nunca llegué a escribir gracias a que Ramos "se voló por el techo", iba a cuestionar si Univision tenía la habilidad institucional de cubrir esta campaña de manera equitativa, dadas las opiniones publicadas de sus presentadores, la cobertura que se le da a opositores ideológicos de la agenda de la telecadena, el silencio de la cadena con respecto a los escándalos que emanan de la Fundación Clinton, y el compromiso del presidente ejecutivo de la cadena para con las aspiraciones presidenciales de Hillary Clinton.
En términos de credibilidad, es posible que a Univision no le quede remedio que irse por la opción #DemasiadoTardeTrump. Irónicamente, fue el mismo Ramos quien afirmó que la salud a largo plazo de la cadena depende de políticas de frontera abierta, así que no debe sorprender que se destaparía tan rápido con la supuesta "virazón" migratoria de Trump.