El presentador de Noticiero Univision Jorge Ramos persiste en justificar la iniciativa "Ramos debe irse" del MRC. Su columna de opinión de esta semana hace un llamado a los moderadores de los debates presidenciales a que abandonen la objetividad y se unan al debate.
Aquí está su convocatoria a la cobertura viciada, con la cual cerró su columna según publicada en el periódico Reforma:
Por último, tengo una gran admiración por todos los periodistas que participarán como moderadores en los tres debates presidenciales y en el vicepresidencial. Sé que están bajo enorme presión. Pero espero que entiendan que su rol, en esta ocasión, es muy distinto al de otros debates presidenciales.
El moderador que solo planteaba temas y luego se distanciaba para que los candidatos dijeran cualquier cosa es una forma muy vieja de hacer periodismo. En esta ocasión los moderadores deben asumirse, antes que nada, como periodistas, no como policías de tránsito; activos y participantes, no pasivos y pacientes; haciendo las preguntas que nosotros los telespectadores quisiéramos hacer.
Les pido a los moderadores, por favor, que tomen partido. No, no por ningún candidato sino que tomen partido por la audiencia y por los votantes. Es el periodismo como servicio público. Están obligados a hacer preguntas duras e incómodas, a corregir a los candidatos si mienten, a presionarlos si no quieren contestar y a evitar que tiren rollos llenos de generalidades. Al final, si las dos campañas se quejan del moderador será la mejor señal de que hicieron bien su trabajo.
Cualquiera de los dos candidatos puede ganar la Casa Blanca. Hay mucho en juego. Los debates son la última prueba de fuego. El mundo, no exagero, estará debatiendo los debates.
Sin mencionarla por su nombre, queda claro que Ramos invoca la participación ínfame de la periodista Candy Crowley (ya jubilada de la cadena CNN) en el debate presidencial del 2012. La porción más comentada del debate fue, por supuesto, el careo sobre Benghazi- en el cual Crowley fue al rescate de Obama. Ella intervino, tal como ahora lo pido Ramos, y corrigió al candidato republicano Mitt Romney por algo que no requirió correción, y de esa manera cambió el rumbo de los debates. Debido a la conducta de Ramos a lo largo de este ciclo electoral, cuesta muchísimo creer su llamado a que los moderadores no tomen partido "por ningún candidato sino...por la audiencia y por los votantes."
De hecho, tal toma de partido iría en una sola dirección- la de Hillary Clinton. Lo sé debido a la manera tan casual en que desestima dudas sobre la candidata demócrata.
Hillary Clinton, por su parte, ha tenido tos y un problema de credibilidad. Las encuestas dicen que mucha gente no le cree. ¿Por qué? Porque sospechan que borrar miles de correos electrónicos de un servidor privado es para esconder algo. Y porque tomar decisiones simultáneamente en el Departamento de Estado y en la Fundación Clinton pudo haber generado conflictos de interés.
Lo de la tos, causada por una neumonía, nos puede pasar a cualquiera. Pero ¿por qué el retraso de varios días en informar el diagnóstico a la prensa? ¿Será esa su misma manera de operar en la Casa Blanca?
Apunten bien estos párrafos, porque son la primera vez que Ramos levanta estos cuestionamientos sobre Hillary Clinton en una columna de opinión. Y entonces, lo hace en forma de par de preguntas casuales en medio de pedirles a los moderadores presidenciales que dupliquen el espectáculo que fue su conferencia de prensa con Trump en Iowa. Noten la voz pasiva al referirse a los problemas de credibilidad de Clinton- "las encuestas dicen", "tomar decisiones." Éste no es el perfil de valentía a la hora de "ponerse de pie ante la corrupción y las mentiras públicas."
Sin embargo, nadie debe sorprenderse por esto. Como recién observó Tim Graham, Editor Ejecutivo de Newsbusters, la prensa estáblishment ha estado clamando por mayor intervención de los moderadores durante los debates y foros presidenciales. Jorge Ramos tan sólo añade a ese permiso estructural, de la misma manera que creó el permiso estructural para que los periodistas abandonen la objetividad en el 2016.