Jorge Ramos ha encontrado un nuevo ángulo del candidato presidencial republicano Donald Trump que a él le parece lamentable.
En un editorial deplorando la reunión reciente de Trump con el presidente de México Enrique Peña Nieto, Ramos ahora le echa la culpa al magnate de querer “aislar a Estados Unidos del mundo y preservar su tradición anglosajona.”
Vamos a dejar de lado las generalizaciones groseras que hizo Ramos y detengámonos por un segundo para darnos cuenta de que esto viene de una persona que piensa que honrar y celebrar la herencia hispana en Estados Unidos es perfectamente aceptable. ¿Pero celebrar la herencia central y fundadora anglo es de algún modo completamente inaceptable? ¡Quién iba a decirlo!
Curiosamente, en la versión en inglés de su editorial Ramos sustituye la referencia precisa al apoyo de Trump a preservar la “tradición anglosajona” con la frase “herencia europea”.
Tan extraño es el mundo de Jorge Ramos que al parecer hay algo intrínsecamente malo en querer conservar todo lo que los millones de inmigrantes de origen europeo que vinieron a Estados Unidos han contribuido y ahora es parte del país como lo conocemos hoy.
¿Qué pasa entonces con la herencia europea de México y del resto de América Latina? ¿Acaso Ramos igualmente se odia a sí mismo por esa razón? Después de todo, la razón por la cual Ramos habla español se debe a que cierto país europeo gobernó a México durante más de 250 años, ¿verdad?
Este es uno de los ataques más recientes que ha hecho el presentador activista contra el candidato republicano a la presidencia. Como es su costumbre, en su columna Ramos continúa calificando el apoyo de Trump a mejorar la seguridad fronteriza de Estados Unidos y a cumplir las leyes federales de inmigración como una “lucha contra los inmigrantes latinoamericanos”.
Ramos debería retomar contacto con la realidad: un candidato que apoya el ejercicio de los derechos de una nación soberana a querer comercio libre pero justo, una frontera protegida y la aplicación de las leyes de inmigración no es lo mismo que una ruptura total de Estados Unidos con el resto del mundo ni tampoco es inherentemente racista.
A continuación los pasajes pertinentes de la columna de Jorge Ramos publicada el 8 de septiembre:
El verdadero muro de Trump está en su cabeza. Él quiere aislar a Estados Unidos del mundo y preservar su tradición anglosajona. Por eso el muro y su lucha contra los inmigrantes latinoamericanos, por eso su rechazo a los tratados de libre comercio y su desdén por las organizaciones planetarias.
Pero la apuesta de Trump es muy arriesgada. El cree que puede ganar solo con el voto de los estadounidenses blancos y yo creo que se equivoca. Ya no hay suficientes votos blancos en Estados Unidos como para ganar la Casa Blanca. Sin afroamericanos, latinos y asiáticos se acabó la fiesta. En dos meses veremos si tuvo la razón.