Reston, Virginia - Brent Bozell, presidente del Centro de Investigación Mediática (MRC, por sus siglas en inglés) y el director de MRC Latino, Ken Oliver Méndez emitieron las siguientes declaraciones, tras el reciente craso abandono de los estándares y protocolos periodísticos por parte del presentador Jorge Ramos, de Univisión y Fusión.
En Dubuque, Iowa, Ramos asistió a una conferencia de prensa de Donald Trump e intentó imponerse con una diatriba llena de afirmaciones (en lugar de preguntas). Ramos inició su diatriba sin esperar por el debido reconocimiento por el candidato en el turno de preguntas, y cuando Trump le indicó que estaba fuera de orden, Ramos manifestó “Soy un reportero, un inmigrante, un ciudadano. Tengo el derecho a hacer una pregunta”.
Jorge Ramos es bien conocido por usar sus plataformas mediáticas en Univisión y Fusión para avanzar una muy particular agenda política izquierdista. Univisión y Ramos, cuya hija trabaja para la campaña presidencial de Hillary Clinton, mantienen relaciones muy estrechas con los Clinton, así como con la actual administración del presidente Barack Obama.
Reacción del presidente del MRC, Brent Bozell:
Jorge Ramos es un activista pro-amnistía disfrazado de periodista. El truco publicitario que hizo, en la conferencia de prensa de Trump, pone en tela de juicio a Univisión—otra vez. Ramos no es un ‘reportero’ y por lo tanto no tiene ‘el derecho a hacer una pregunta’. Con sus ridiculeces para convertirse en la noticia, Ramos se avergonzó a sí mismo y a su profesión. Con actuaciones así, es evidente que los que buscan un debate justo y honesto sobre las políticas que impactan a la comunidad latina de Estados Unidos no lo van a recibir de parte de Jorge Ramos.
Reacción del director de MRC Latino, Ken Oliver Méndez:
En esa conferencia de prensa, Jorge Ramos claramente cruzó la línea entre la función de reportar y la función de editorializar. Su comportamiento fue más parecido al de la activista transexual pro-amnistía que insistentemente interrumpió al presidente Obama durante una actividad en la Casa Blanca, que el de un periodista profesional. Ramos debe saber que en la medida que actúe cada vez más como activista en lugar de periodista, se está desempeñando fuera del marco del periodismo honesto y como resultado, su credibilidad será minimizada merecidamente.