Hace poco, el Miami Herald publicó un editorial en apoyo a la asistencia de menores a espectáculos de transformistas para adultos; a pesar de recibir numerosas críticas, otros medios como el Orlando Sentinel también publicaron la misma columna. Curiosamente, ni el Herald ni el Sentinel hicieron lo mismo en sus versiones hermanas en español, El Nuevo Herald y el Sentinel (Orlando y el sur de Florida). ¿Por qué será?
El editorial del 15 de junio, sutilmente titulado “A los republicanos les encanta que los padres decidan, pero no cuando se trata de transformistas”, realmente no necesita más preámbulo o exposición que su inicio:
Hubo un tiempo en que los únicos lugares donde las personas queer podían congregarse y los transformistas o drag queens, podían imitar a las mujeres y sincronizar canciones eran bares y clubes nocturnos de bajo mundo y al margen de la sociedad en general. Hoy en día, las drag queens están en la televisión, gracias a programas como "RuPaul's Drag Race", las redes sociales y la cultura pop. En el sur de la Florida, los desayunos dominicales del drag y el bingo travesti forman parte de la cultura popular. Resulta que esto ofende la sensibilidad de algunos republicanos.
En la misma semana en que el comité del 6 de enero dio a conocer sus hallazgos sobre el ataque contra la democracia estadounidense, al gobernador de Florida DeSantis, al senador estadounidense Marco Rubio, y a la representante de Georgia Marjorie Taylor Green, y otros, les preocupó más que menores de edad asistieran a una función de transformistas en Dallas, Texas. Vídeos publicados en línea mostraron a los niños desfilando por una pasarela junto a los artistas y dándoles propina, como se acostumbra en los espectáculos del drag. El anuncio para el evento Drag the Kids to Pride Drag Show (Arrastre a los niños al show de los transformistas del Pride), lo clasificó como una secuela al brunch para travestis de un bar local en conmemoración al Mes del Orgullo, apta para menores. Y ahora, el partido de los derechos de los padres quiere que las entidades estatales investiguen a los padres que lleven a sus hijos a espectáculos de transformistas.
La razón principal tras la evidente omisión es que publicar este editorial en español sin lugar a dudas expondría a los hispanos a los incesantes intentos de la izquierda de normalizar la asistencia de niños a espectáculos de drag sexualmente explícitos. Les deseamos buena suerte q quien intente explicarle a una familia hispana conservadora cuál es el "eso" que "no se lame solo", o por qué creer que sus hijos de primaria no deben ser sexualizados ni expuestos a la desnudez de los transformistas, les convierte en anti-trans.
Pero esta omisión también es igual de emblemática que la omisión invariable de los medios de comunicación en español de historias que no favorecen a la izquierda, y explica aún más el desplome de la confianza de la comunidad en sus instituciones mediáticas. Según una encuesta de Americano Media/FIU, solo el 31% de los hispanos confía en los medios de comunicación corporativos. No es de extrañar, entonces, que los hispanos busquen otros lugares donde obtener las historias que no les llegan en los medios supuestamente creados para servir a la comunidad. La izquierda puede aullar todo lo que quiera sobre la "desinformación en español", pero la omisión selectiva de un editorial que se publicó en el principal periódico en inglés es tan “desinformación” que la omisión de los medios en español de la saga de las computadoras portátiles Hunter Biden, y la publicación incesante de historias de fuentes fatulas que desfavorecieron al presidente Donald Trump (Los impuestos deTrump, Belleau Wood, "Idiotas y perdedores", etc.).
La omisión de El Nuevo Herald del editorial sobre los transformistas da fé de lo que vimos con la reciente compra de 18 estaciones de Televisa Univisión por parte de un grupo respaldado por Soros, incluida la propia Radio Mambí de Miami. La guerra contra la "desinformación en español" es, en el fondo, una batalla por el control del flujo de información a los hispanos.