Una nueva ronda de despidos, con "recortes catastróficos" por venir, confirma que el modelo empresarial viciado de Univisión ha provocado su propia implosión.
Así lo describió Verónica Villafañe en su análisis para la revista Forbes:
El imperio de Univisión parece desmoronarse. Las grandes aspiraciones de una oferta pública, impulsada por un proyecto costoso y fallido en conjunto con ABC, la adquisición de los portales digitales de Gawker por $135 milliones y otros $27.1 millones por una participación del 40.5% de The Onion se ha venido abajo.
Lo que pareció ser una estrategia vanguardista de abrazar y cultivar los medios digitales para alcanzar a un público multicultural millenial no ha dado resultado. O al menos, no tan rápido.
En los pasados años, Univisión ejecutó una serie de movidas con el fin de afianzar su posición en el mercado y hacer a la cadena más atractiva de cara a la oferta pública. La primera movida fue de diversificar su portafolio digital mediante la adquisición de lo que quedó de Gawker Media después que Hulk Hogan acabó con ellos- una protección contra el aumento vertiginoso en la tasa de hogares hispanos en los Estados Unidos donde el idioma dominante es el inglés.
La segunda movida fue de movilizar las plataformas de la cadena en apoyo a Hillary Clinton en la elección presidencial de 2016. El fin de esa movida fue de garantizar alivio reglamentario para Univisión, tanto mediante la reforma migratoria y mediante un cambio en el reglamento de la Comisión Federal de Comunicaciones que permitiría a Televisa adquirir mayor participación en la cadena.
Univisión logró su cambio de reglamento al final del gobierno del presidente Barack Obama, sin embargo, nada más ha resultado a favor de la cadena. Múltiples rondas de despidos ni han aliviado los problemas estructurales de Univisión ni hecho la cadena más atractiva para posibles inversionistas.
En lugar de abordar sus problemas de contenido, Univisión parece estar a punto de implosionar todo: primero, contratando a un consultor externo que proponga cambios, y coqueteando con la idea de vender su portafolio digital, incluyendo -sorprendentemente- a Fusion.
El problema fundamental de Univisión es uno de contenido, el cual cada vez menos personas quieren ver- trátese de una división de noticias interesada únicamente en escudriñar a republicanos, o su contrato de contenido exclusivo con Televisa, por $300 millones anuales, el cual cuelga del cuello de Univisión como piedra de molino.
Univisión no se recuperará hasta que atienda tanto su contenido viciado como la persona responsable del mismo, ya que ambos son responsables del declive de la cadena. Lamentablemente, si la conducta pasada de Univisión es un indicio de lo que hará en el futuro, esperemos oír del ascenso de Isaac Lee a principal ejecutivo en cualquier momento.