El sesgo mediático no se refleja tan sólo en lo que se reporta, sino en lo que no se reporta. Recientemente, vimos un ejemplo de tales sesgos.
El miércoles, el director del Buró Federal de Investigación (FBI) James Comey compareció ante el Comité de lo Jurídico de la Cámara de Representantes. Allí se le cuestionó respecto a la manera en que la agencia manejó la investigación del escándalo del servidor privado de Hillary Clinton. Pero la historia no se cubrió en ningún noticiero.
Quien haya visto los noticieros de Univision, Telemundo, Azteca America, o Mega TV se perdió el careo intenso entre los congresistas y Comey. Nadie que haya visto esos noticieros se enteró que el Congreso cuestionó las inmunidades otorgadas a quienes facilitaron que se borrasen sonre 30,000 mails -parte de las cuales contenían los secretos más guardados de la nación- del servidor privado ilícito de Hillary Clinton. Ninguna persona que vio esos noticieros se enteró del hecho de que el presidente Barack Obama usaba un seudónimo de vez en cuando para poderse comunicar con Clinton.
La primera plana la ocupó la contienda que arde entre Donald Trump y la ex Miss Universo Alicia Machado sobre declaraciones hechas tras el aumento de peso de Machado tras ganar la corona. Las cadenas transmitieron, repetidamente, vídeo de sesión pública de ejercicios, y reacciones diversas de distintos políticos.
A fin de cuentas el sesgo no es difícil de ver. En un caso, las cadenas suprimen una noticia que refleja la corrupción de la nominada demócrata. En la otra, las cadenas promueven una noticia que adelanta un ataque político lanzado por la nominada demócrata. Hay ocasiones en las que el sesgo más fuerte está en lo que no vemos.