Lo curioso con los sesgos medulares es que tienden a salir a flor en los lugares menos esperados. El presentador estrella de Univisión no es la excepción, mostrando la costura en su columna de opinión más reciente.
Esta fue la joya que Ramos dejó caer en su columna semanal, acerca de la manera en que los españoles hablan todo post-franquismo, y la aparente negativa del presidente Mariano Rajoy a debatir antes de las elecciones del domingo:
Al entrar a la iglesia lo primero que ven los feligreses es un puesto de lotería para el premio gordo de Navidad. Ahí continúa la discusión. Si no se cumplen las plegarias al cielo siempre hay -con un poquito de suerte y un billete de lotería- una segunda oportunidad. Iglesia y Estado en plena complicidad para engañar a los ingenuos.
Según el Pew Research Center, casi el 80% de los hispanos en los Estados Unidos guarda algún tipo de afiliación religiosa - con un 55% que se identifican con la fe católica. Jorge Ramos, con una frase sin ton ni son, muestra su desprecio por la creencia religiosa de gran parte de su teleaudiencia en Univisión y de sus lectores por toda América Latina. Conviene a su público cristiano creyente saber que existe un sesgo tan profundo y prevalente que permea su cobertura de otros asuntos - tales como el valor de la vida de los niños por nacer, el matrimonio, la cobertura de salud y la familia.
Su clamor constante por intervención gubernamental en cada crisis (como, por ejemplo, sus emplazamientos constantes al control de armas) sugiere que Ramos no es necesariamente ateo ni agnóstico - lo que pasa es simplemente que reza ante otro dios: el estado. (Ahora, ¿quién es el ingenuo?)
Curiosamente, la frase ofensiva fue publicada en Univisión pero no en inglés para su cadena hermana, Fusion. Sería interesante saber quién tomó la decisión de cortar esa frase, y del fundamento para esa decisión. Si pudo publicarse en español, ¿por qué no en inglés? ¿A quién se le pretende ocultar la profunda antireligiosidad de Ramos? Más aún, habrá que ver si Ramos avaló ese editaje. Esa no parecer una decisión congruente con alguien que se tilda de "sin miedo".