Nunca he recibido tantos insultos en mi vida, como cuando participé de voluntario en la visita del presidente Trump para la entrega de suministros a víctimas del huracán María en la Iglesia Calvary Chapel en Puerto Rico.
Como resultado de toda la información errónea y distorsionada que se ha difundido por los medios acerca de lo que hizo el presidente Trump durante su visita del 3 de octubre, he decidido ofrecer este relato de primera mano, con la confianza de que llegue a quienes criticaron sin conocer todos los hechos, así como a quienes decidieron deliberadamente presentar sólo una breve escena del acto para justificar su odio y oposición política contra Donald Trump.
Los múltiples medios de comunicación que no informaron con veracidad sobre la distribución de agua, alimentos y otras provisiones a 300 víctimas del huracán durante la visita del presidente, son culpables de infundir la mentira y la manipulación. Obviamente su propósito fue inflamar la opinión pública contra el presidente, lo que a su vez fomentó los insultos subsiguientes por parte de personas que creyeron la publicación falsa y deliberadamente incompleta.
Para dejar el registro claro, al inicio en su visita a la iglesia Calvary Chapel en Puerto Rico, el presidente se dedicó a saludar a la gente, a tirarse fotos con algunos afectados mientras estaba cerca de las mesas de distribución de suministros. Luego se dedicó a entregar esas provisiones a los damnificados personalmente. Trump estuvo la gran mayoría de su tiempo entregando suministros a los afectados. Casi al final de la visita, y después de haber dedicado varios minutos a entregar provisiones, como pollo enlatado, linternas eléctricas, arroz y agua, entonces fue cuando por solo 30 segundos arrojó rollos de papel toalla a las personas que estaban más atrás en el público y que no habían podido acercarse hasta donde él estaba distribuyendo los suministros.
La realidad es que el presidente arrojó rollos de toallas de papel porque vio que había un montón de gente detrás de las primeras filas que no podían llegar hasta él para recibir nada. El presidente quería incluirlos, puesto que el acto era para distribuir provisiones. El público de atrás inclusive se lo pidió, pues no podían llegar hasta el presidente. Él no iba a arrojarles botellas de agua o comida enlatada, que podían lastimar a alguien, sino que lo hizo con rollos de toallas de papel, que no iban herir a nadie.
Aunque esto fue presentado por los medios como una muestra de desprecio hacia los puertorriqueños que estaban allí, en realidad fue un acto de frustración, debido a la desorganización del evento. Él quería llegar a tanta gente como fuera posible con las provisiones, pero no estaba en el lugar adecuado para hacerlo. Desde donde yo me encontraba, tomé fotos de él en las cuales se le ve claramente frustrado por la forma desorganizada en que se llevó a cabo el evento.
A pesar de su buena intención, fue una acción políticamente imprudente de su parte arrojar rollos de toallas de papel al público. Sabiendo que la mayor parte de la prensa aprovecha cada oportunidad para presentarlo de la peor manera posible, el presidente debió haberse percatado de que esos 30 segundos la prensa lo seleccionaría como la imagen para definir y moldear la opinión pública sobre su visita a Puerto Rico, de la forma más negativa posible. Y fue exactamente lo que ocurrió, la poca independencia de criterio e imparcialidad que existe en la prensa se apoderó de ella y eligió concentrarse casi enteramente en los 30 segundos del papel toalla. El resto de la visita a Trump a Puerto Rico prácticamente se quedó en el olvido, como si nunca hubiera ocurrido.
La mayoría de lo que publicaron los medios se tornó en lo que el presidente Trump llama "noticias falsas" o "fake news". Y me apena decir que en este caso estoy de acuerdo con el presidente. La descripción y publicación distorsionada deliberadamente de su visita a la iglesia Calvary Chapel en Guaynabo, Puerto Rico, fue la definición perfecta de #FakeNews. Yo estuve allí y puedo dar testimonio de que en vez de cubrir la totalidad de la visita del presidente con honestidad, casi toda la prensa eligió cubrir sólo la parte de su visita que encajaba en su deseo de mostrarlo bajo la peor manera posible.
Aunque me critican por hablar de esto, tengo el deber de defender siempre la verdad, especialmente cuando tengo conocimiento personal y prueba de los hechos. Piensen lo que quieran de mí, pero no voy a mentir para ganar el favor de nadie. Trump pasó varios minutos distribuyendo personalmente una variedad de suministros a la gente, y alrededor de 30 segundos de ese tiempo involucró arrojar rollos de toallas de papel, para llegar a quienes se encontraban más atrás en el salón. Esa es la verdad. Si después de enterarse de esto, usted prefiere seguir creyendo la versión distorsionada de la visita de Trump que les presentó la prensa manipuladora, eso es problema de ustedes.
En una situación como la que me encontré ese día en esa iglesia durante la visita del presidente, ¿qué yo podía hacer? La desorganización del evento hizo prácticamente imposible que voluntarios como yo pudiéramos ayudar. Inclusive, vale la pena puntualizar que nunca he favorecido la candidatura de Donald Trump, ni tengo contratos con el gobierno, como tampoco otros intereses que proteger. Soy simplemente un ciudadano como cualquier otro, que acudió a participar en un esfuerzo humanitario para distribuir provisiones a unas 300 víctimas del huracán María, junto al presidente de los Estados Unidos.