En un reciente artículo titulado 'Díles Que Voten' publicado en El Pregonero, el periódico oficial de la Arquidiócesis de la ciudad de Washington, el redactor Miguel Vivanco va mucho más allá que escribir con comprensión sobre el futuro de los millones de inmigrantes ilegales en el país.
Lo que hace que suenen las alarmas es que Vivanco no sólo limita las fuentes de su artículo a los partidarios de Hillary Clinton, sino que da la impresión de que la agenda de estos partidarios a favor de una amnistía es el único asunto definitorio en esta elección presidencial estadounidense, y que ello debe llevar a los lectores de El Pregonero a emitir su voto por Hillary Clinton.
“Todos saben que sus votos son claves para llegar a la Casa Blanca”, escribe Vivanco. “Pero de por medio existe una exigencia muy conocida: la aprobación de una reforma migratoria que saque de la oscuridad a once millones de inmigrantes indocumentados”, asevera.
En un análisis franco de esta tendencia perturbadora en el escenario eclesiástico, la bloguera católica Janet Baker señala que "lo que falta completamente en este artículo es la más mínima mención de la agenda abortista de Hillary Clinton. Tengan presente que ésta es una publicación oficial de la Arquidiócesis de Washington.”
Agrega Baker: "Me han dicho que puede haber otros artículos de esta publicación que también sirven para impulsar la candidatura de Clinton. Esto es completamente inaceptable en una publicación de la que se supone que esté al servicio de la Iglesia Católica”.
Estoy totalmente de acuerdo con Baker, en el sentido de que siempre debemos mantener un ojo vigilante a cualquier publicación católica que en efecto ofrezca su respaldo a una candidata en abierto conflicto con varias posiciones de la Iglesia Católica de gran importancia en materia de política pública, así como cualquier manipulación política dirigida a sus lectores que sea completamente fuera de lugar.
La mayoría de los lectores de El Pregonero son inmigrantes de primera generación. Muchos de ellos tomarán cualquier cosa que se publique en los periódicos diocesanos como si fuera una posición oficial de la Iglesia Católica.
Lamentablemente, esto no es un incidente aislado.
En la parroquia de Nuestra Señora del Monte Carmelo, en la Diócesis de Joliet, en Illinois, se ha descubierto que activistas inescrupulosos han llegado al extremo de distribuir abiertamente propaganda favorable a Clinton.
Estos activistas propagan entre los inmigrantes un mensaje que es partidista en todo menos en nombre. Buscan convencer a los fieles de que voten por los demócratas, porque supuestamente los demócratas priorizan a sus intereses migratorios. Como si nosotros los latinos no tuviéramos otra preocupación que los asuntos migratorios.
La promoción de agendas y candidatos políticos demócratas en nuestras iglesias no es nada nuevo. Esto es una fuente de gran frustración para mí, porque llevo años viendo que mis hermanos y hermanas hispanos son engañados continuamente por burócratas diocesanos liberales de la justicia social.
Lo cual se agrava por la presencia de pastores débiles y empleados parroquiales que son fácilmente manipulados por los activistas de organizaciones comunitarias como Action Now, la Coalición de Illinois para los Derechos de Inmigrantes y Refugiados (ICIRR), el sindicato laboral SEIU y, por supuesto, el Partido Demócrata.
No piensen que me refiero específicamente a ciertas diócesis o a una parroquia en particular, porque éstos son sólo dos de los muchos, muchos ejemplos del abuso desenfrenado que tiene lugar en nuestras parroquias en todo el país, como plataformas de actividad política socialista radical.
Estos operadores políticos tienen que ser fumigados como cucarachas, para sacarlos fuera de cada rincón o escondite dentro la Iglesia Católica. Las oficinas diocesanas que albergan a estos infiltrados que abusan de la plataforma de la Iglesia y sus recursos para obtener beneficios políticos deben ser exorcizadas de estos mismos demonios.
Lo que encuentro aún más frustrante es que a pesar de lo mucho que se trate de desenmascarar este tipo de maniobra política indebida dentro de la Iglesia, hasta ahora sus jerarcas nos han tratado de aplacar sólo con las muestras más tibias e ineficaces de su autoridad.
Lo que el cardenal Weurl está permitiendo en la Arquidiócesis de la ciudad de Washington, con escritores pagados por la Arquidiócesis que escriben artículos de esta índole en publicaciones como El Pregonero, promoviendo a Hillary Clinton, es sencillamente inmoral y debe parar ya.
Artículos como el de Vivanco muestran que escritores como él se consideran superiores a sus lectores, y hasta les dicen por cuales candidatos votar, sin que les importen como católicos o latinos.
Años atrás, cuando yo escribía una columna semanal para el periódico ‘Hoy’, publicado por el Chicago Tribune, respetuosamente y a menudo les presentaba a mis lectores temas de política pública desde un punto de vista conservador. Muchos de mis lectores me felicitaron y me dieron las gracias por haberles ofrecido temas de los cuales ellos nunca habían oído o leído antes en los medios de habla hispana.
Con frecuencia me mandaban mensajes de correo electrónico expresando su agradecimiento por haber escrito sobre los peligros de los programas de educación sexual en las escuelas públicas, o acerca de cómo Planned Parenthood promovía el aborto, los anticonceptivos y la homosexualidad entre nuestros jóvenes.
Los hispanos de nuestro país se merecen lo mismo que el resto de la población. Merecemos medios de comunicación que nos presenten los dos lados de las noticias en controversia, y que nos dejen decidir nosotros mismos.