La polvareda de la extraña elección de medio término aún no se ha asentado, pero la izquierda y los medios de comunicación (valga la redundancia) siguen trabajando horas extras en su afán por vincular el muy real y persistente giro hispano con la gran "Ola Roja" que terminó por no materializarse más allá de la Florida.
Comenzó la noche de las elecciones con el desagradable y prejuicioso tuit de la exsecretaria de prensa de la Casa Blanca y colaboradora de MSNBC, Jen Psaki, quien dijo:
¡El voto latino no es el mismo en todas partes! Hay enormes diferencias generacionales y en Florida la población de votantes mayores (seguramente Rs) es mucho más grande que la joven. El socialismo no resuena allí. Y hay un problema masivo de desinformación en los medios de comunicación en español.
Media hora más tarde, la miembro de la junta directiva de Latino Media Network ("Radio Soros"), expresentadora de Univisión y actual colaboradora de ABC, María Elena Salinas, intentó tranquilizar a los liberales con el mismo punto de conversación diciendo que la explosión del voto hispano del Partido Republicano en Florida "no es indicativa del voto latino nacional. Florida es una fracción muy pequeña del voto latino a nivel nacional, por lo tanto, tenemos que tener cuidado de no prestarle mucha atención a esto. Esto es sólo en la Florida".
Procedamos a este editorial publicado por The Hill, que sin tapujos proclama que "los resultados de medio término esfuman el giro de los hispanos hacia la derecha". Al amplificar el artículo en Twitter, Ana Navarro de The View, concordó con las afirmaciones de Psaki y Salinas de que los hispanos de Florida son diferentes del resto de la nación.
El Latino Victory Fund repetiría esa afirmación para tratar de finiquitar el giro hispano hacia la derecha, con un gráfica en Twitter que muestra el voto desproporcionado del electorado hispano en otros estados frente a Florida. Pero la realidad es que el giro presiste.
Las encuestas de salida muestran que el Partido Republicano alcanzó alrededor del 40% del voto hispano nacional, un récord para una elección de medio término, y supera el total de 2020. Aunque se quedó corta, la congresista Mayra Flores de Texas tuvo un desempeño superior en su distrito D + 16, logrando reducir ese margen a la mitad. Mientras que en Arizona todavía se siguen contando votos, las encuestas de salida parecen indicar que la candidata a gobernadora Kari Lake obtuvo mejores márgenes del voto hispano en comparación con el presidente Donald Trump dos años antes.
En el condado fuertemente demócrata de Los Ángeles, el editor de Cook Political Report, Dave Wasserman, encontró que los cambios significativos en el voto hispano en cuatro distritos del Congreso eran "alarmantes". Los datos son reales y el cambio es real, no importa cuánto quisieran los "expertos" y los medios de comunicación que no fuera así.
Nadie dijo que el persistente giro hispano hacia la derecha ocurriría en uno o dos ciclos. El cambio tiene sus raíces en cosas que han pasado a lo largo de varias décadas, aparte de los problemas del momento. El esfuerzo por igualar el cambio hacia la derecha con la natimuerta ola roja sólo atina ser desinformación represiva.
En el futuro, podemos esperar más intentos por restarle importancia al giro hispano, y un renovado interés en la "desinformación en español" como medio para evitar que los conservadores ingresen a los espacios de comunicación en algunos de estos estados disputados en todo el suroeste; a fin de cuentas, es toda la prueba que necesitamos para confirmar que lo que izquierda considera como falso, no es otra cosa que la verdad.