La entrevista del presidente Barack Obama con The Breakfast Club, transmitida el día antes de Día de Acción de Gracias, obtuvo amplia cobertura y reacciones gracias a un comentario incauto sobre los evangélicos hispanos que votan a conciencia. Sin embargo, al poner la mira sobre las palabras de Obama, la mayoría (si no todos) de los análisis posteriores pasaron por alto la razón por la cual el comentario ofende.
A continuación la cita de Obama en todo su contexto; un sentido más amplio sobre la diversidad ideológica que trasciende los claustros liberales de Nueva York, Los Ángeles y Washington, D.C:
PRESIDENTE BARACK OBAMA: Pero... pero escucha. Es difícil ganar en Georgia. Igual que es difícil ganar en Iowa. Igual de difícil ganar en muchos países. Y una cosa, creo, que espero que el libro también nos recuerde... Sí, los que vivimos en D.C., o Nueva York, o L.A., ya sabes... a veces, no tenemos un buen sentido de lo grande que es este país y cómo mucha gente no acepta para nada las cosas que aquellos que vivimos en áreas urbanas, metropolitanas damos por sentado.
CHARLAMAGNE THA GOD: Ah, yo soy de Carolina del Sur. Yo sé.
OBAMA: Sí, digo…es…tú sabes… vas…hay grandes trozos del país, aún en nuestras comunidades, ¿cierto? Digo, así… así que, de lo más profundo, yo creo que la gente se debe tratar en igualdad de condiciones bajo la ley independientemente de su orientación sexual.
CHARLAMAGNE: Me sorprendió que hablara de eso en el libro.
OBAMA: Pero…todos, tú sabes…Digo, yo creo que (hay) grandes trozos de nuestra comunidad donde aún es controversial. La gente se sorprendió con que muchos hispanos votaran por Trump. Pero hay muchos hispanos evangélicos que... tu sabes... el hecho de que Trump dijera cosas racistas sobre los mexicanos o que ponga a los detenidos... sabes... a los trabajadores indocumentados en jaulas, sabes... piensan que es menos importante que el hecho de que... sabes... apoye sus puntos de vista sobre el matrimonio gay o el aborto.
La cita parcial que recibió amplia cobertura (comenzando en "La gente se sorprendió...") parece ser fáctica y nada controversial, como si Obama se limitara a afirmar que existen evangélicos hispanos para quienes los asuntos cotidianos son más importantes que la inmigración. Pero en realidad, fue más allá de confirmar esta realidad. Al mirarlo en todo su contexto, el comentario de Obama equipara su desprecio, en tono y sustancia, a la infame observación que hiciera de los "aferrados amargados"; todo lo opuesto a reconocer la diversidad ideológica que existe dentro de la comunidad hispana.
Sin embargo, las imposturas de Obama no nos sorprenden. Y si bien él se siente en pena libertad de despotricar contra los hispanos conservadores que difieren de su retórica, es porque la estructura de la izquierda así lo permite. Escuche al presentador de Univisión Jorge Ramos lamentar lo mismo en El Intermedio, de España, hace poco más de dos años:
JORGE RAMOS: Hay gente que se siente totalmente identificada con este país, que cree las mismas cosas que Donald Trump. Si tu votas por alguien, te pareces en parte a eso. Y luego también que, entre los latinos, hay valores muy conservadores que son compartidos con el Partido Republicano, el partido del presidente Trump. La cuestión religiosa, la importancia de la familia, el tema del aborto. Eso explica en parte por qué uno de cada tres hispanos vota por Trump y es tan conservador.
El hilo común entre estas declaraciones, aparte del lloriqueo por merecerse el voto hispano y el desprecio por aquellos que no le sigan a ciegas, lo es la creencia de que los hispanos que votaron por el presidente Donald Trump son conservadores sociales. Sin embargo, dicha línea de pensamiento revela que existe una desconexión aun más grande con la comunidad que tanto Obama como Ramos afirman defender.
Los mensajes en español de Trump para 2020, se limitaron a tocar los temas en contra del socialismo, el empoderamiento económico y la ley y el orden. No hubo anuncios de Trump sobre el aborto o la Corte Suprema. La coalición Trump es diversa y lo mismo se puede decir de los partidarios de Trump dentro de la comunidad hispana, desde Miami-Dade hasta el Valle del Río Grande, y desde Lawrence, MA, hasta Los Ángeles.
Y ahí radica la naturaleza ofensiva de los comentarios de Obama. Más allá de exponer una realidad, sus palabras dan fe del desprecio y burla que profiere hacia quienes no actúan conforme a sus criterios. Criterios que, en este caso, establecen que los hispanos son votantes centrados en la inmigración, que salen en masa a votar por quien quiera abra la frontera, todos a la semejanza de La Raza. El empoderamiento económico, la libertad personal, la elección de educación, el libre ejercicio del culto; todos estos otros asuntos deben subordinarse a la inmigración y si alguien vota a conciencia o, como lo dijo Ramos, "se siente totalmente identificado con este país", entonces es un traidor de la raza. Ese es precisamente el punto que Obama trató de comunicar al hablar sobre las cosas que se dan por sentadas en las grandes ciudades liberales.
Obama lleva cuatro años fuera del cargo, pero su juego de demagogia está más fuerte que nunca gracias a la ayuda y complicidad de un medio de comunicación en español que prefiere ignorar su menosprecio expreso a la comunidad que dice defender.