Trump puede ganar más del 50% del voto latino y, además, el respaldo de los inmigrantes ilegales.
Para comprender la mentalidad latina es necesario darle una mirada a la historia. En los años 1500 hubo un debate en España sobre si debía instituirse un sistema de mercado libre o mantener el sistema mercantil. El sistema de mercado libre, al ser un concepto nuevo, perdió.
América latina heredó entonces el sistema mercantil, que fácilmente se transformó en capitalismo de amigotes y socialismo. Las diatribas del papa Francisco contra el capitalismo vienen de su ignorancia y de su incomprensión de la diferencia entre amiguismo y mercados libres.
La economía colonial en América latina se fundaba en gran parte en la agricultura de las grandes haciendas, algunas de las cuales llegaron a tener tamaños más grandes que Bélgica. Eran autosuficientes. En ellas, el gobernante supremo era el "patrón". A cambio, el patrón cuidaba de sus sirvientes y trabajadores. Les brindaba albergue, comida y asistencia médica y legal cuando la necesitaban.
Esta tradición semifeudal contribuye a hacer que muchos latinos apoyen cierta clase de servicios gubernamentales, incluidos la educación y la atención médica. Estos latinos no conocen un sistema de mercado libre para la atención de la salud. Cuando el socialismo irrumpió en América latina, fue bienvenido porque era familiar. Al gobierno socialista se lo vio como al nuevo patrón. El fin de las políticas económicas socialistas es también el impulso detrás del éxodo masivo desde México hacia Estados Unidos.
La emigración de México hacia Estados Unidos es para la clase gobernante la válvula de escape sin la cual enfrentarían la perspectiva de otra revolución. Por lo tanto, la construcción de un muro fronterizo amenaza la existencia misma del status quo mexicano. Arreglen el sistema y los mexicanos se quedarán en casa. Es así de simple.
Para la izquierda en Estados Unidos un muro amenaza privarla de votantes potenciales atraídos por todas las cosas buenas que les prometen. Los latinos no son izquierdistas, pero algunas de sus costumbres y tradiciones que han sido parte de su larga historia parecen izquierdistas. El partido Demócrata usa esa tradición para prepararlos como futuros demócratas. Por el otro lado, el partido Republicano parece ignorante de sus tradiciones al no aprovechar sus valores conservadores orientados en la familia.
No obstante, Trump puede ganar más del 50% del voto latino si se convierte en el patrón. Su tema constante de que él se hará cargo de las cosas realmente suena bien entre los latinos. La proyección de una imagen de fortaleza, de que él protegerá las fronteras de Estados Unidos y que sus adversarios más bien se cuiden es lo que los latinos admiran en un líder.
Pero para sellar el trato necesita decir que México debe transformarse en una economía más abierta a fin de crear empleo en México y darles así a los latinos, tanto legales como ilegales, la posibilidad y la esperanza de regresar a su patria y a sus familias. Eso lo haría también inmensamente popular con la gente común en México.
Trump también debería denunciar la agenda de la izquierda y puntualizar que sus políticos quieren imponer el mismísimo sistema de gobierno del cual los inmigrantes han huido en América latina. Ellos conocen el desastre de la atención médica socializada. El 99% de esta gente apoya la libertad de elegir escuelas. Son empresarios y quieren un mercado libre. Y están a favor de la vida, contra el aborto.