El congresista Luis Gutiérrez publicó un editorial asombroso en El Nuevo Día de Puerto Rico a escasas horas del anuncio de que el presidente Barack Obama ordenó la conmutación de la sentencia de Oscar López Rivera. Y el mismo contiene una gran lección.
La conmutación de López Rivera no fue sino el apoteosis de una campaña masiva (y ejecutada de manera magnífica) de diseminación de noticias falsas (lo que ahora conocemos in inglés como "fake news"). Elementos de la izquierda radical, los medios, y la farándula se juntaron para presentar una imagen cuidadosamente elaborada de un abuelito tierno que cumple una cadena excesiva de prisión debido a su apoyo del ideal de independencia para Puerto Rico. Hubo escasa presentación, si acaso alguna, de la plenitud del récord de López Rivera; presentándose tan sólo una narrativa de "prisionero político".
La falta de honestidad de parte de los organizadores de este movimiento en pro de la liberación de Oscar Rivera López bien perturba a muchos tanto en Puerto Rico como acá en los Estados Unidos continentales. En base a lo que hemos visto, ni Luis Gutiérrez o ningún otro de los organizadores de este esfuerzo se molestaron en denunciar con claridad lo que hizo López Rivera, o de plantear alguna justificación de lo que hizo. Por el contrario, muchos de ellos o tienen nexos con ese movimiento terrorista antidemocrático o lo justifican.
Pero nada de eso puede contrarrestar esta realidad indiscutida: Que Oscar Rivera López NO fue sentenciado a prisión por creer en la independencia para Puerto Rico, sino por los medios violentos con los cuales él y sus compañeros buscaron promover aquella causa respetable. Habiendo fracasado en el intento de persuadir a los puertorriqueños a apoyar esta variante marxista-leninista de la independencia, López Rivera y los demás se dieron a la tarea de fomentar la independencia mediante bombardeos y otros actos violentos, tales como la emboscada de un grupo de la Marina de los Estados Unidos en cercanías de la base naval en Sábana Seca, Puerto Rico, la cual resultó en la muerte de cuatro marinos.
(Y ya que estamos en el tema de los bombardeos, cabe señalar que uno de los lugares bombardeados por la FALN de Rivera López fue el Fraunces Tavern en Nueva York, un lugar histórico que alguna vez fue sede de la oficina de Alexander Hamilton- prócer cuya historia ha sido la sensación de Broadway gracias a la gestión del dramaturgo y compositor Lin-Manuel Miranda. En lo que es una ironía cruel, Miranda ha prometido retomar el papel estelar de Hamilton para dedicarle una presentación a López Rivera en cuanto regrese a Chicago (quizás tan pronto acabe de llorar) Pero volvamos al tema).
Luego de haber logrado crear y diseminar un operativo de noticia falsa ("fake news") con el fin de lograr la libertad de un terrorista impenitente, el congresista Luis Gutiérrez publica, con la ayuda de El Nuevo Día a quien agradece por su colusión, este editorial grotesco.
Por aquello del uso justo y el interés público, vamos a tomar el paso extraordinario de reproducir el editorial aquí en su totalidad. Noten que el mismo abre con un chiste entre Gutiérrez y uno de los autores del tiroteo del Capitolio del 1954. Y juzguen por sí mismos.
Una victoria internacional
Hace casi 25 años, en el verano del 92, en Filadelfia —curiosa la ciudad que escogimos para aquel encuentro—, recuerdo como hoy a Rafael Cancel Miranda y yo conversando en una mesa. Bromeaba diciéndole que cuando viniera al Congreso me avisara para llevar una pistola de agua. Hablábamos de muchas cosas, entre esas de Oscar.
A gente como don Cancel Miranda hay que agradecerle mucho. Como él hay muchos que, entre bromas, han estado dando la pelea por nuestro Oscar López Rivera. Ese gran hombre.
Nunca le vamos a poder agradecer lo suficiente a esas personas. Al doctor Nieves Falcón, por ejemplo. Con él hicimos la campaña dentro y fuera de Puerto Rico por la libertad de Oscar.
La verdad es que Oscar pudo haber estado con nosotros hace años, pero él es un gran hombre. El presidente Bill Clinton le ofreció en el año 1999 la libertad a un corto plazo pero a Carlos Alberto Torres, su compañero no le ofreció nada. Oscar no quiso tomar el acuerdo.
Con los años, ya con el presidente Obama, cada año le pedimos su libertad. Todavía recuerdo la cara del señor presidente diciendo: “Si a ese señor ya se le ofreció la libertad”. Y una vez le dije que no, que si fuéramos soldados de guerra ese es el soldado que quisiéramos tener, el que no abandona a sus hombres, el que no abandona la trinchera.
A todo esto solo puedo expresar mis gracias a Puerto Rico porque demostró ser una familia, una gran familia. Al doctor Fernando Cabanillas, por su increíble ayuda. A la alcaldesa Carmen Yulín Cruz, una leona, por su activa campaña, comunicación y por ser una increíble compañera en esta lucha. A ese gran líder, Florencio Merced porque también fue compañero de lucha, muy admirable. A todos los hermanos del periódico Claridad, fueron muy vocales por esta causa y ya podemos decir que lo logramos. A El Nuevo Día, sus periodistas, sus dueños y su Junta Editorial. Su compromiso y gestión es admirable. Se tomaron esto muy en serio y eso dice mucho de su gente que, sin duda, es buena y comprometida. Recuerdo cuando nos reunimos en el verano y les aseguré que esto no parecía fácil. Gracias a todos por no rendirse.
La libertad de Oscar es una victoria internacional. Líderes y mandatarios de todas partes se unieron al llamado por la justicia para él. Desde El Vaticano y su departamento de diplomacia internacional se enviaron cartas y se hicieron llamadas para que esto ocurriera. Hasta el expresidente Jimmy Carter dijo que no había terminado su gestión y se unió. Hay que mirar eso desde esa perspectiva. Es una victoria de la justicia en todo el mundo.
A fin de cuentas hay que hacer hincapié en que Oscar nos dio un gran ejemplo. Y en ese ejemplo se inspiraron todos. El congresista dominicano, Adriano Espaillat (D-Nueva York) citando a Hostos también se unió al reclamo en los primeros días de sesiones en el Congreso. Darren Soto (D-Florida) al juramentar, con dos semanas en el Congreso también pidió por Oscar. Esos son actos de valentía.
Como ellos, todos seguimos y nos inspiramos en el ejemplo de Oscar. Y el ejemplo de esta mujer: Zoraida Arocho Díaz, de Moca, mi esposa. En cada fiesta de Navidad en Casa Blanca le pedía al presidente Obama su regalo, que era la libertad para Oscar. Como ella, muchos mocanos también estuvieron pendientes. Y esta Navidad al saludar al presidente y volver a pedirle su regalo, el presidente sonrió.
El 15 de diciembre fuimos Melissa Mark-Viverito (presidenta de la Asamblea Municipal de Nueva York), la alcaldesa Carmen Yulín y yo a ver a Oscar, y al preguntarle cómo se sentía me dijo: “¿cuánto tiempo te toma correr una milla?”. Le dije: “No sé”. “La corro más rápido que tú”, me dijo riéndose. Él nunca ha estado preso. Oscar tiene un espíritu libre.
Igualmente, debemos estar bien agradecidos con el presidente Obama. Año tras otro estuvimos pidiéndole la libertad de Oscar. Cuando hay alguien recalcitrante uno argumenta y aboga y, si al final cede, hay que agradecer. Él pudo haber dicho que no, pero nos escuchó, lo consideró y nos dio ese regalo. Estoy bien agradecido.
En 120 días iremos a buscarlo y los preparativos para recibirlo ya están en marcha. Puerto Rico, prepárate porque nuestro Oscar vuelve. Es momento de celebrar, especialmente su familia. Su hija Clarisa y su nieta Karina, este es su momento. Oscar vuelve a casa.
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