Es de constancia en el récord que la prensa estáblishment nacional fue el gran perdedor de la recién concluída elección presidencial estadounidense, habiendo sido sorprendida por la elección de Donald J. Trump a la presidencia de los Estados Unidos. Sin embargo, la telecadena que más apostó y más perdió tambien parecer ser la menos que aprendió.
No se supone que terminase así para la mayor cadena de habla hispana en los Estados Unidos, la cual estaba comprometida con la elección de Hillary Clinton a la presidencia de los Estados Unidos. Los lectores de esta columna han descubierto que la supervivencia de la cadena a largo plazo depende, en gran parte, de ciertos alivios a reglamentación existente que sólo podrían otorgarse bajo una presidencia Clinton: tanto en la comisión Federal de Comunicaciones (FCC por sus siglas en inglés), como por una mayor flexibilización al cumplimiento de la ley migratoria vigente.
La división de noticias de Univision abandonó cualquier apariencia de objetividad al ir en pos de estos objetivos, dedicándose a su vez a la demonización de cualquiera que estuviese opuesto a las políticas preferidas de la cadena- sea en inmigración, o por dar otro ejemplo entre tantos- el cambio climático.
El fenómeno de Donald Trump, pues, le dio un blanco fácil a Univision.
La cadena amplificó declaraciones que fueron percibidas como ofensivas e inflamatorias de Trump, e impugnó sus posturas migratorias. El presentador Jorge Ramos elaboró su expulsión de la conferencia de prensa en Iowa (y a eso le sacó un libro y un documental pero Ramos es tema aparte). La presentadora María Elena Salinas entonces denunciaría lo sucedido en Iowa como un ataque contra todos los hispanos en una columna de armas tomadas que casi lee cuál invocación del Artículo V de la Carta Orgánica de la OTAN. Mientras marchaba la guerra contra Trump, la cadena (mayormente Ramos) se hizo de la vista larga con respecto al escándalo de los correos electrónicos de Hillary Clinton hasta que no le quedó otro remedio sino cubrirlo.
Contra este trasfondo se desarrolla al cobertura de la Noche de Elecciones.
La transmisión estuvo a cargo de Ramos y Salinas, con un panel de analistas y expertos. Se avecinaba la gloriosa coronación de Hillary Clinton tras 18 meses de cobertura adversarial continua contra Donald Trump, y a la teleaudiencia de Univision se le creó la expectativa de que presenciarían el ajusticiamiento de Trump a manos de los votantes latinos en varios estados clave.
Pero la celebración tuvo que ser postergada al llegar esultados adversos desde todo el país. Los rostros sonrientes se volvieron sombríos, y entonces, el resultado fatídico de Wisconsin que selló el triunfo de Trump (el momento que quedó plasmado en la imagen del artículo).
¿Pero habrá aprendido algo la cadena después de tamaña humillación, y después de hacerse de la vista larga ante las deficiencias obvias de Hillary Clinton en nombre de castigar a Trump? Parece que no han aprendido nada, si la clausura de la transmisión es indicio:
Atrapados en su propio espiral de la muerte, la division de noticias de Univision ha decidido atrincherarse más aún en la política de identidad que tan amargo sabor ha dejado en el paladar de su teleaudiencia. En lugar de examinar si su cobertura de las elecciones del 2016 alejó a televidentes y posibles votantes, Univision ha decidido empujar el temor en respuesta a Trump. La promesa de Ramos de seguir haciendo preguntas queda puesta en evidencia debido a su asombrosa falta de curiosidad ante el escándalo de los emails de Hillary Clinton.
Univision podría aprovechar mejor su tiempo con autoreflexión profunda y en una evaluación seria respecto al tipo de periodismo que se ejerce a nivel nacional. Pero tal parece que la cadena no ha aprendido nada.
<<< Please support MRC's NewsBusters team with a tax-deductible contribution today. >>>