Al juzgar por la cobertura de la visita del papa Francisco a los Estados Unidos, parecería que nuestros medios de prensa fueron bendecidos de manera milagrosa con el don de interpretar los pensamientos que están detrás de las palabras del Papa. La prensa de habla hispana no ha estado exenta de este fenómeno.
Poseída por este extraño don, la presentadora de Noticiero Telemundo María Celeste Arrarás interpretó las palabras de Francisco ante el Congreso como un supuesto ataque contra la “hipocresía” de aquellos descendientes de inmigrantes que podrían estar opuestos a una reforma migratoria integral (y tal vez cuyos nombres suenan a Cruz o Rubio).
Esto es lo que dijo el papa Francisco:
En los últimos siglos, millones de personas han alcanzado esta tierra persiguiendo el sueño de poder construir su propio futuro en libertad. Nosotros, pertenecientes a este continente, no nos asustamos de los extranjeros, porque muchos de nosotros hace tiempo fuimos extranjeros. Les hablo como hijo de inmigrantes, como muchos de ustedes que son descendientes de inmigrantes.
De ahí Arrarás se inventó:
MARIA CELESTE ARRARAS: PRESENTADORA DE TELEMUNDO: ...y a los que están en contra de los inmigrantes, allí en el Congreso, básicamente entre líneas los llamó hipócritas. Dijo que los que critican o condenan a los inmigrantes son hipócritas porque en un momento dado ellos también lo fueron, aunque fuese de manera indirecta, aunque sean inmigrantes, aunque sean de segunda generación.
Las prioridades políticas del Papa son tan transparentes que no hay necesidad de reforzar sus palabras ni de agregarles un significado más allá del original. Arrarás, de modo irresponsable y desfachatado, utilizó las palabras del Papa como escudo y espada, para lanzar un ataque político contra los conservadores hispanos y no hispanos que no se alinean con una agenda migratoria muy particular, lo cual también coincide con el objetivo de varios medios de prensa de utilizar las posturas políticas del Papa para crear división entre los católicos y los conservadores.
Aquellos que laboran en los medios de prensa hispanos tienen un deber especial de transmitir precisamente lo que las personas dicen cuando sus expresiones originales no se ofrecen en español - sin maquillar, editorializar, o adscribir significados más allá de lo dicho, para que el público pueda llegar a sus propias conclusiones. Al colocar palabras en la boca del Papa, Arrarás claramente falló a ese deber fundamental.
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