El martirio artificial de Jorge Ramos

August 27th, 2015 2:16 PM

La confrontación surreal acaecida entre el presentador de Univisión Jorge Ramos y el precandidato presidencial por el Partido Republicano, Donald Trump, fue el mejor ejemplo posible de lo que ocurre cuando intersecan el periodismo, las agendas, el activismo político, y los intereses comerciales.

Además, nos brindó más elementos con una base de hechos que aseguran, refuerzan y confirman aún más nuestro previo monitoreo de Jorge Ramos. Comencemos con este tuit:

Así pretende Ramos afianzar la narrativa de los sucesos que brindó a Fusión y Univisión: que cuando llegó al evento de Trump, recibió sus credenciales, fue a la conferencia de prensa y comenzó sus indagaciones tras esperar un par de preguntas, antes de ser removido del evento. Pero las aseveraciones de Ramos ni siquiera sobreviven el más simple escrutinio.

Trump entró en la conferencia de prensa, tomó una pregunta, antes de presentar a su co-gerente nacioanal de campaña y asesor político, y se dirigió a otro reportero. En ese momento Ramos saltó y siguió el caos.

Contrario a sus afirmaciones, Ramos no hizo pregunta alguna, sino que irrumpió en la conferencia de prensa y comenzó a lanzar declaraciones contra Trump, tales como: “NO PUEDES deportar a 11 millones”, “NO PUEDES deportar a los hijos de indocumentados nacidos en EEUU”, y “NO PUEDES construir un muro en la frontera”. En el afán de ser justo con Ramos, escuché el audio del careo inicial para ver si hubo alguna pregunta antes de que Ramos comenzara con sus “no puedes”, pero no oí ninguna. Oí mucho enmarcamiento de preguntas y mucha declaración de derechos, pero no oí que Ramos hiciera pregunta alguna en ese careo inicial.

Aquí están los hechos:

Ramos no suele salir de su comodidad en Miami a menos que se trate de alguna asignación de iniciativa propia. Ciertamente no se tira a la calle a cubrir eventos de campaña junto al cuerpo de prensa. Cuando consideramos este hecho en conjunto con sus acciones en la conferencia de prensa, determinamos que la única conclusión racional, a la que se puede llegar, es que el careo fue algo pre-planificado y cuadrado para lograr el efecto máximo en cuanto a impacto político y ratings.

Las personas razonables pueden tener desacuerdos respecto a la manera en que Trump manejó el careo inicial con Ramos, pero no debe de haber desacuerdo respecto a que había que lidiar con la interrupción intencional de Ramos.

La conducta de Jorge Ramos no fue de un periodista haciendo preguntas duras, sino de un activista buscando poner presión sobre su rival político. De hecho, no sería exageración alguna decir que la conducta de Ramos era más parecida a la de Jennicet Gutiérrez que a la de cualquier periodista.

Ramos tan solo quería irrumpir, provocar un careo, y alimentar un complejo de mártir cuando le respondieran a su gritería provocativa. Y así fue, por supuesto, con la ayuda de sus colegas en la prensa angloparlante.

Como resultado de este careo fabricado, habrá quienes eleven a Ramos al nivel de Rosa Parks, símbolo de resistencia valiente contra el racismo…pero tales esfuerzos serían errados. Los reclamos de persecución de Ramos son una crasa falta de respeto a periodistas de verdad que sufren violencia de verdad, tales como los que perecen a manos de los carteles mejicanos, los que mueren decapitados por los salvajes de ISIS, y aún los periodistas asesinados recientemente en Virginia.

Para Jorge Ramos, Trump fue un blanco conveniente a su agenda y punto. De hecho, parece que su apetito para hacer preguntas difíciles es selectivo en el mejor de los casos:

Tras este incidente, Jorge Ramos ha dañado severamente su credibilidad como periodista. Pero claro, él sabía que se corría ese riesgo.